Por cortesía de Esther "la voz de El Escriba" he
tenido ocasión de topar con un breve relato de
un original posiblemente escrito en húngaro, aunque no estoy seguro.
Parece
ser que ha tenido un rápido éxito en las redes sociales, porque realmente llama
mucho la atención. Es una simple historia de dos fetos en el vientre de una
madre, centrada en un diálogo sobre la existencia de vida “más allá del parto”.
Pero si uno lee bien entre líneas, lo que se plantea es toda una metáfora o
reflexión sobre el limitado estado de conciencia de nuestro mundo cotidiano,
así como nuestros miedos, esperanzas o ansiedades respecto del más allá que
queda fuera de nuestros sentidos. Unos creen, por una certeza interior,
mientras que otros -simplemente- no ven.
VIDA DESPUÉS DE
NACER (Cuento o Parábola)
En
el vientre de una madre había dos bebés. Uno de ellos preguntó al otro:
¿Crees en la vida
después del parto?
El
otro le respondió:
¿Por qué? ¡Por
supuesto!. Tiene que haber algo después de nacer. Obviamente parece que estamos
aquí para prepararnos a ser lo que seremos después, además tenemos capacidades
que están hechas para algo más grande que sólo el estar aquí.
El
primero le contesta:
¡Tonterías!. No hay
vida después del nacimiento. ¿Qué te hace pensar que podría haberla?
El
segundo dijo:
Bueno, supongo que
si tenemos ojos, piernas y boca es porque hay un mundo exterior que tiene más
luz que aquí adentro y así podremos mirar, y será un lugar donde podremos
caminar con nuestras piernas, y comer con nuestra boca.
O sea, ¿por qué
tendríamos piernas si no tuviéramos que caminar nunca, o por qué tendríamos
ojos si nunca vamos a tener que mirar la luz? Tal vez habrá muchas otras cosas
que por ahora no podemos comprender.
El
primero respondió:
Eso es absurdo. Tú
sólo estás creando una ilusión encantadora y esperanzadora de que las cosas van
a mejorar.
Esta oscuridad es
todo lo que hay. ¿Quién necesita caminar? ¿Y comer con la boca? ¡Qué ridículo!
El cordón umbilical
suministra nutrición y todo lo que necesitamos. Además el cordón umbilical es
tan corto que la vida después de nacer lógicamente se acabaría.
El
segundo insistió:
Bueno, yo sí creo
que hay algo más allá afuera de este útero.
Una especie de
anhelo está en mi corazón de querer poder ver, caminar libremente, comer y
disfrutar de las cosas.
O sea, ¿por qué
habría que tener estas piernas, ojos, boca y manos entonces?
¿Y de dónde sale
este anhelo de querer usar todo esto si no estuvieran hechos para algo más?
De hecho creo, que
tal vez no necesitaremos este cordón umbilical nunca más.
El
primero volvió a responder:
¡Qué tonterías!
Y más aún, si
hubiera vida, entonces ¿por qué nadie ha regresado de allí?
Cuando uno nace la
vida llega a su final, además después de nacer no hay nada más que oscuridad,
silencio y olvido.
Nacer no nos
llevará a ninguna parte.
El
segundo siguió con su explicación:
No. Seguramente nos
encontraremos con nuestra madre y ella nos cuidará.
El
primero respondió:
¿Madre?
¿Tú realmente crees que tenemos una madre? Eso es ridículo.
Si existiera una
madre entonces, ¿dónde está ahora?
El
segundo dijo:
Ella es todo lo que
nos rodea. Estamos rodeados de ella. Somos de ella y es dentro de ella donde
ahora vivimos. Sin ella, el mundo en el que estamos ahora no existiría.
A
lo que dijo el primero:
Bueno, yo no la
veo, por ello es lógico que ella no exista.
A
lo que el segundo respondió:
A veces, cuando
estoy en silencio y me concentro realmente la llego a escuchar, puedo percibir
su presencia, y escucho su voz cariñosa, llamándome desde arriba.
Útmutató a Léleknek